jueves, 26 de mayo de 2011

Y me adentré en una ardiente oscuridad...

Siempre me ha dado miedo el silencio y la oscuridad. Jamás pensé que podría enfretarme a esos miedos, pero ayer me costó un montón dormir, pero finalmente lo logré. Apagué la luz de mi mesita y cerré los ojos. Sabía que me costaría pero no me puse nerviosa, me controlé, me sosegué, entonces, mi mente empezó a trabajar. Comenzó a hacer balance de lo ocurrido en los últimos meses, llegué a resignarme y a aceptarlo porque sabía que sino lo hacía no dormiría en toda la noche (sí,de vez en cuando se puede engañar a la mente).
Al despertar seguí con la misma historia y el mismo run run. Ya son demasiados días sin tener noticias de primera mano, las que me llegan son de segundos o terceros, lo cual me da pie a confabular mis propias historias, hacen que mi cabeza se retuerza y de giros insospechados, termino autolesionandome, siempre poniendome en lo peor. Busco voces de consuelo, pero no las oigo, o quizás no las quiera escuchar.
Sigo esperando un veredicto, una sentencia final.
Podría sentarme como Penélope, pero no es lo mismo, son distintas guerras.
En el fondo sé que no debería haberme metido en este desierto, pero se supone que la esperanza es lo último que se pierde, y sí, aún sigo creyendo.

Quien sabe, quizás algún día vengan a buscarme,(ilusa...) o simplemente decida por mi misma abandonar la inmensidad.

No obstante, continuo mi viaje...

No hay comentarios: